Dr. Oreste Lo Iacono

Gastroenterología y Hepatología

Hospital San Francisco de Asís Madrid  – C. de Joaquín Costa, 28

Transaminasas elevadas: ¿Son siempre un problema?

 

Los niveles anormales de transaminasas siempre indican algún “sufrimiento” del hepatocito que merece ser investigado.

Las transaminasas (AST/ALT) son unas enzimas hepáticas que normalmente se encuentran dentro de las células hepáticas. Cuando los hepatocitos están dañado por cualquier causa, las transaminasas pasan en la circulación y pueden ser medidas en la sangre.

Se pueden considerar un método no invasivo para detectar la presencia de una enfermedad hepática. Por esto, desde hace años, la determinación del valor de las transaminasas ha sido incluida en todas las analíticas de “rutina”, en los controles de salud laboral y en las donaciones de sangre.

Las concentraciones de transaminasas son normalmente inferiores a 30-40 UI, aunque existe cierto debate sobre los valores óptimos de corte (“normales”) que se deben utilizar, en las diferencia de valores entre hombres y mujeres o en relación con la masa corporal. Lo cierto es que niveles anormales de transaminasas siempre indican algún “sufrimiento” del hepatocito que merece ser investigado.

Si por un lado la elevación de transaminasas, en la mayoría de los casos, es indicio de daño hepático, al contrario valores normales de transaminasas no permiten descartar patología hepática.

Las elevaciones más acentuadas se producen en trastornos asociados con extensa lesión hepatocelular, tales como hepatitis viral aguda, hepatitis isquémica (hígado shock), y lesión hepática inducida por drogas o toxinas (por ejemplo, algunos fármacos o setas no comestibles).

Las elevaciones menos acentuadas, que son las más frecuentes, y muchas veces son detectadas en controles analíticos ocasionales y en sujetos asintomáticos, en más del 80% de los adultos se asocian a depósito de grasa en el hígado (esteatosis hepática), daño hepático por hiperconsumo de alcohol y a infección por el virus B o C de la hepatitis (hepatitis virales).

El diagnostico precoz de la causa asociada con la elevación de transaminasas reduce, obviamente, el riesgo de que el daño hepático pueda evolucionar y complicarse.

El diagnostico se basa en prueba no invasiva: test bioquímico y serológicos, ecografía, fibroscan. Solo raramente y en casos específicos es necesario realizar una biopsia hepática.

En conclusión la elevación de transaminasas debe ser estudiada siempre ya que puede ser “un problema” si la causa que la ha producida no es definida correctamente.

Las transaminasas han sido asociadas a la patología hepática por Fernando De Ritis, médico napolitano que publicó sus conclusiones con esto comentario:

“…en cualquier caso, la interpretación de los tests enzimáticos, debe ser tarea del médico, que es quien consciente de la variabilidad de los eventos biológicos en el paciente, tiene también el conocimiento de los problemas diagnósticos en cada caso…” (Lancet 1972: 1: 685-687)